Los ánodos se sueldan a las estructuras a proteger, entre sus almas de acero (pletinas o tubos de acero que los atraviesa y soportan la aleación) y la superficie a proteger. Estos ánodos son apropiados para su utilización como ánodos de sacrificio en aguas salobres y en agua de mar. Para tuberías submarinas se suelen soldar a ellas a lo largo de las mismas, sobre su parte superior.
Estos ánodos son apropiados para su utilización como ánodos de sacrificio en aguas salobres y en agua de mar. Para tuberías submarinas se suelen soldar a ellas a lo largo de las mismas, sobre su parte superior. En los casos de estructuras donde el agua tenga poco movimiento se pueden dejar colgados de un cable de acero que además de soportarlos sirve para conectarlos a la estructura a proteger en una parte aérea (más fácil de cambiar cuando se gastan).
Se pueden conectar mediante un taladro en las pletinas y tornillos (bien limpios de óxidos antes de la conexión). En los fondos de tanques se suelen instalar soldando o atornillando los extremos del alma (normalmente sobresalen por ambos extremos de los ánodos) a pletinas de acero soldadas al fondo del tanque, con aproximadamente 5-10 cm de altura.